GRACIELA nos ofreció algunos de sus poemas pertenecientes a Diabla, libro en el que reflexiona, entre otras cuestiones, sobre las condiciones de posibilidad de la poesía (no puedo con palabras decir la nada), y sobre el papel del poeta como vehículo de la palabra.
VIII
Me desnudo analfabeta en la lluvia,
sin el diccionario
que suelen usar los hombres para su lengua lábil.
Cuando llega la caricia
la desbordo para bordar en el agua
una pregunta.
No puedo con palabras decir la nada.
Me desnublo y me pierdo
entre esos ángeles que hipnotizan
mi ignorancia.
Mancho mis labios con humo.
El olor se quema y la pregunta desesperada arde.
Soy nieve.
Me doy vuelta y la espalda a mi animal busca,
giro,
de la garganta sale un cielo rojo.
Ya los largos ojos
se fueron con los astros
y permanezco
indecible
en la tierra.
PAISAJE DE BALCÓN DESPUÉS DE UN VIAJE
Para Mario Catelli
Geranio se secó:
entre sus pasas de flores
cabecea el aspa de la marihuana.
Tengo que llamar a Mario,
preguntarle cuántas veces
se regaba esta plantita:
seré el enfermero de esta débil lozanía,
por su única plegaria chiflado un eremita,
ya un murmullo sólo, pedregoso río.
COMO colofón de sus intervenciones, los poetas recitaron también otros textos. Edgardo Dobry leyó algunos poemas inéditos, mientras que Graciela Aráoz nos ofreció el poema titulado Carta oral a su amor de Aidín Zoara, bello poema construido en versos alejandrinos.
Hasta entonces, saludos cordiales, y nuestro más sincero agradecimiento a Cincómonos, por acoger entre sus paredes a la poesía y a los poetas.